lunes, 25 de agosto de 2014

EL YO PSICOLÓGICO



 Hemos dicho antes que cada uno llevamos dentro de sí varios personajes, que son los egos. Estos a su vez se dividen en complementos.
Por ejemplo: los complejos.

Los complejos nos hacen desgraciados. Estos pueden ser variados:
1 Escuchamos una voz que nos dice que estamos demasiado gordos y debemos privarnos del comer para estar en línea con el prototipo de moda y dejamos de comer hasta que el cuerpo se habitúa y nos convertimos en esqueletos móviles.
2 Otro complejo es el sentido de culpabilidad. De todo lo que nos pasa nos echamos la culpa: ¡ Qué torpe soy, que desgraciado, todo me pasa a mí, voy al mar y no hay agua...! Y debido a ello pasamos la vida pidiendo excusas o perdón a Dios o a las personas.
3 El más común de los complejos es el que nos hace vivir pensando en el qué dirán.
A) Nos gustaría ir vestido o peinado de cierta manera pero no lo hacemos por miedo al qué dirán.
B) Nos cae bien una persona y nos gustaría relacionarnos con ella, pero al parecer tiene mala reputación y tememos qué dirá la gente si nos juntamos con ella.
C) Quizás me enamore de una persona cuya edad se diferencia con la mía en quince o más años, y me preocupa qué pensará la gente de mí si mantengo una relación con esa persona: Si es más joven, que si soy un viejo verde, un vicioso. Si es mayor, que si busco su dinero, o que me mantenga, o que me deje la herencia...

 5 Otro complejo es el temor a caer enfermo, la hipocondría. Todos nos contagian, llevamos una mascarilla y usamos guantes; tememos besar a las personas, no le estrechamos la mano siquiera. Siempre estamos quejándonos de dolores y molestias...
Todos estos complejos o partes del ego nos hacen infelices, y por lo tanto debemos controlarlos, y a ser posible, eliminarlos.

¿CÓMO HACERLO?
Debemos meditar, reflexionar sobre lo que nos pasa, y poner remedio.
Cuando estemos solos o en el silencio de la noche cerramos los ojos y concentremos la atención en el latido del corazón, o en sentir como sube y baja el vientre a medida que respiramos. Concentrarnos en eso solo evitará que nos bombardeen los pensamientos, puesto que  la mente siempre está activa y nos llegan pensamientos de todas clases que logran distraernos de lo que queremos hacer: descubrir nuestros egos y eliminarlos.

ANALICEMOS.  Por ejemplo, el caso 3 B.
Qué nos atrae de esa persona, si la atracción nos va a traer felicidad o no, si es buena, amable, por qué hablan mal de ella (puede que tenga una familia que alimentar y se vea obligada a hacer cosas que no haría en otras circunstancias), qué haríamos nosotros si estuviésemos en su lugar...

 VOLUNTAD:  Una vez analizada la situación, si aún deseamos relacionarnos con esa persona, debemos hacerlo digan lo que digan los demás. Somos seres libres, cada cual vive su vida no la de otros, y por tanto
si consideramos que esa persona puede hacernos feliz debemos hacerlo. Apliquemos el dicho: "Ande yo caliente, y ríase la gente"

  COMPRENDER que todos somos humanos y como tales cometemos errores, que las circunstancias de la vida son diferentes para cada persona, que todos tenemos derecho a ser felices, a tener las necesidades básicas cubiertas, y que son nuestros miedos o complejos los que nos impiden tener en cuenta esos razonamientos nos ayudará a luchar contra nuestro ego y sus componentes.

¿PERO  SE PUEDE LUCHAR CONTRA EL EGO?
SÍ,  se puede.
Afortunadamente, todo lo que existe tiene su parte contraria: La luz,  oscuridad; el día, la noche; lo blanco, lo negro; los defectos, las virtudes...
Anteriormente sostuve que los egos son los demonios, los pecados capitales, los seres malvados que llevamos dentro y que nos dominan y dirigen.
Sus contrarios serán las virtudes que todos también, en mayor o menor medida, poseemos.
Pongámosla en práctica:
* Contrarrestemos  el ego de la soberbia, mostrando  humildad. 
* El de la  avaricia, mostrando generosidad. 
* Contra lujuria, castidad. 
* Contra ira, paciencia. 
* Contra gula, templanza. 
* Contra envidia, caridad. 
* Contra pereza, diligencia. 


(continuará)

domingo, 24 de agosto de 2014

¿QUÉ HACER SI EL RECUERDO DE UNA PERSONA NOS HACE SUFRIR?



Con el tiempo, se ha demostrado la veracidad de lo que muchas  antiguas culturas creían y practicaban, donde lo principal es saber que todos estamos relacionados formando un TODO con el Universo. Que nuestra Esencia es divina, procede del Creador, que algunos llaman La  Fuente o el Ser Único.
Somos por tanto creadores, y por ello responsables de lo que creamos.

Nosotros elegimos a las personas que  forman parte de nuestra vida, y somos responsables de lo que suceda entre ellas y nosotros.
Por ejemplo: Leemos el escrito de una persona en Internet, y como ella nos gusta por la imagen que muestra en su perfil, por su simpatía o por la belleza de sus escritos nos hacemos amigos, seguidores asiduos. Poco a poco vamos intercambiando comentarios y nace una afinidad entre nosotros. Damos un paso adelante y nos iniciamos con los mensajes privados, el chat, el teléfono, el wassap... Ha nacido una fuerte amistad entre nosotros de la cual yo soy el responsable por haberla iniciado, pues si no hubiera comentado sus escritos halagándolos y felicitándola por su creatividad, y más tarde enviando mensajes privados esa relación jamás hubiera existido. Esa persona hubiera sido una más de las millones de personas que escriben en la red.

Por consiguiente si la relación nos causa felicidad o dolor, si crece y llega a ser  algo muy  íntimo y especial, o al contrario: se rompe y se convierte en fuente de discusiones, rencores, insultos y reproches a nadie debemos echar la culpa, somos nosotros los únicos responsables.

Hemos dicho en entradas anteriores que, según la filosofía de pueblos ancestrales: Los Mayas, Babilonios, Egipcios, la Mesopotamia, el Oriente... en nosotros conviven tres cuerpos: el físico, la mente, y el alma o esencia divina. Esa esencia inocente es el Yo interior, la consciencia indestructible que habita en nosotros: El cuerpo físico y la mente con todos sus recuerdos, maquinaciones y proyecto se van degenerando hasta que mueren; en cambio el alma, la Esencia Divina, volverá a su fuente y acabará encarnándose en otro cuerpo.

Es nuestra mente la que hace actuar al cuerpo físico y usa todos sus medios para atraer a esa persona e introducirla en nuestra vida, nuestra mente , nuestro yo. Le habremos presentado a nuestro Yo interior a una persona que va a influenciar nuestra vida a partir de ese momento. Si la relación nos hace feliz, nuestro Yo es feliz; si nos causa dolor y sufrimiento, nuestro Yo interior sufre.

¿Qué podemos hacer cuando una persona nos hace sufrir mucho y cada día acabamos enfadados a causa de discusiones, reproches, amenazas e insultos?
Echarla de nuestra vida, olvidarla, borrar su recuerdo.
Pero eso es materialmente imposible, esa persona la tenemos clavada en la sangre y es imposible no pensar en ella, causando sufrimiento a nuestro Ser.


Pues bien, de los antiguos habitantes del Caribe, y también de los pergaminos de la hechicera y sacerdotisa Morgana,  reina de Avalón, conservamos un método que se muestra muy eficaz: Ellos lo llamaban el " Oh, o ponopono", que consiste en cerrar los ojos y hablar con nuestro Yo interior concentrando nuestros sentidos en el corazón. Pensemos que es gracias a él que existimos, él  ha elegido nuestro cuerpo para habitar en él y es gracias a él que disfrutamos de todo lo que conocemos y sentimos. Decidle simplemente Gracias, Te quiero, Te quiero mucho.
Luego, sabiendo que le hemos traído a una persona que le causa sufrimiento debemos pedirle perdón: "Perdón por el daño que te he causado".

Y es entonces cuando nuestro Yo interior borrará del archivo de la memoria esencial y universal todo lo negativo de esta persona, lo que de ella nos hace sufrir, quedando sólo su parte buena. Habremos llenado el vacío que deja el mal recuerdo de ella con amor. Repetir esa sencilla fórmula cada vez que nos venga el recuerdo de esa persona, y en pocos días si lo hacemos sintiendo lo que decimos y amando realmente al ser que nos habita, recuperaremos la paz.

domingo, 17 de agosto de 2014

CUERPO FÍSICO Y ESPIRITUAL


El ser humano está compuesto de tres partes: cuerpo físico, mente, y alma
El cuerpo físico es una máquina perfecta autosuficiente, que percibe las cosas.
La mente es una parte de nuestro cerebro que  interpreta lo que siente el cuerpo físico a través de sus sentidos, interpretación que a veces coincide con la realidad y otras son falacias producidas por  nuestros egos.
Se calcula en sólo un 10% de utilización del potencial de nuestro cerebro.
La ciencia aún desconoce la manera de sacar provecho del resto. Si con sólo el 10% de uso el ser humano ha hecho tantas cosas, descubierto tanto e inventado tanto... ¿imaginan lo que seríamos capaces de hacer si utilizásemos el 100% de nuestro cerebro?

Una de las cualidades del cerebro que en los últimos años se está dando a conocer es el conocimiento espiritual o trascendental. Esto incluye el poder de la comunicación con otros seres en otras dimensiones,  la clarividencia, de la telepatía, de los viajes astrales, la sabiduría Divina, el conocimiento del Universo, del lugar de donde procedemos, qué hacemos aquí y adónde vamos. Esos conocimientos se abrirán a nosotros mediante el despertar de la conciencia.

La conciencia es el alma, y está en nuestro corazón, donde anidan los sentimientos. La conciencia está rodeada de todos nuestro egos, quienes dirigen nuestros actos y pensamientos. Los egos son mayoría y son mutantes, actúan según  las circunstancias del momento. El alma o conciencia es permanente e indestructible, se manifiesta con ese sentimiento de culpabilidad que surge cuando hacemos algo que sabemos está mal, esa vocecita interior que nos avisa del error.
Los egos llenan nuestro corazón de sombras, nos hacen sufrir con sentimientos de odio, desamor, engaños, celos, venganza, rencores...
Cuanto más egos sepamos controlar, mayor amor  habitará nuestros corazones y la luz reemplazará a las sombras. Ello nos dará paz y felicidad.
Cuando hayamos controlado los egos, entonces volveremos a ver el mundo y a nuestros compañeros de viaje con la inocencia de un niño, el niño interior que llevamos dentro. Será el Despertar de la Conciencia.
 ¿Cómo despertar la Conciencia? ¿Qué hacer para controlar los egos?
¿Qué hacer si continuamente, y sin querer hacerlo, pensamos en  una persona que nos causa dolor o problemas?


Lo veremos en una próxima entrada.


sábado, 16 de agosto de 2014

SER Y ESTAR


foto realizada por el autor en agosto de 2014 en el desfile de moda en El Puerto de Santa María

Ser y Estar, no es la misma cosa.
Ser es el Yo interior, el alma, la consciencia. Es ser consciente de  lo que haces,  lo que ves, lo que sienten cada uno de tus sentidos.
 Estar es el lugar donde se halla tu cuerpo, tus pensamientos, tus sueños.

Cuando una persona  te habla pero no la escuchas porque tu mente está en otro sitio, estás con ella pero no eres tú, no eres consciente de lo que dice. Tu  Ser es el que despierta en el momento en que te das cuenta de que no has prestado atención y temes que te haga una pregunta sobre lo expuesto y no sepas responder.
Por ejemplo:
Has dejado el fuego encendido con la olla puesta y sales un momento para comprar el pan. Son  solo cinco minutos y puedes permitírtelo sin temor. Pero en el camino te encuentras a tu vecina que viene de pasar unas vacaciones en Canarias y comienza a contarte historias maravillosas. Tú estas concentrada en lo que te cuenta, calculas las posibilidades que tienes de hacer ese mismo viaje, si pides un crédito o no, cómo lo vas a pagar... No eres tú, es tu mente quien te domina. De pronto escuchas una voz en tu interior: ¡Te has dejado el fuego encendido!
Ése es tu Yo, tu Ser que te saca del ensimismamiento. Y sales corriendo y llegas a tiempo de apagarlo. Tú Estabas enganchado a esa vecina, no Eras.
Has sido al tomar consciencia del peligro.

 Pasas cada día delante de un monumento desde hace treinta años y un día te das cuenta de que tiene una leyenda grabada. Te preguntas ¿Cómo no la había visto antes? Eso sucede porque cuando pasabas delante estabas inmersa en otros pensamientos o preocupaciones, o hablando por teléfono, y no percibías lo que había a tu alrededor, ni siquiera te dabas cuenta de que habías pasado junto al monumento. Estabas, pero no eras consciente.
La mayor parte del día y la noche No Somos, Estamos;  nuestra mente está atrapada por los pensamientos, sueños y deseos. 

Realizamos nuestras tareas mecánicamente, a veces pensando en otra cosa. Vamos conduciendo y parece que el coche conoce el camino, pues más veces de lo que debiéramos vamos distraídos escuchando una canción o pensando en algo ajeno a la conducción. Ni siquiera nos damos cuenta de lo que pasa al lado, y cuando llegamos  al lugar adonde nos dirigíamos no recordamos nada de los árboles, casas, ganado o paisaje que han pasado delante de nuestros ojos. Hemos estado conduciendo inconscientemente. No hemos sido. Ser es apreciar y valorar lo que pasa en el instante presente, sin  dejarse distraer por los recuerdos o los problemas. Vivir el presente sintiendo las sensaciones de nuestros sentidos permanentemente.

Esta mañana, como hago habitualmente,  he paseado por la playa junto a cientos de personas. La mayoría pasaba a mi lado sin fijarse en mí, sin verme a pesar de que me miraban: iban escuchando música con los auriculares o hablando con otros, o simplemente pensando. No Eran, sólo Estaban.


Yo he sentido el agua acariciar mis pies, su frialdad, el roce al retroceder; he visto cómo arrastraba piedrecillas y cáscaras de almejas machacadas, he  pensado en la cantidad de agua que había ante mí, los millones de seres que viven bajo su superficie, la blandura de la arena, el crujir de las cáscaras de caracoles y almejas al pisarlas, he sentido placer al respirar profundamente y notar  la caricia del aire al entrar en mí, su sabor y olor a mar, a algas... He agradecido estar vivo y poder admirar los maravillosos cuerpos que pasaban a mi lado o tomaban el sol tumbados. He sentido respeto, solidaridad y cariño con las personas maduras y ancianas que caminaban a mi lado, haciendo ejercicio para poder vivir mejor y disfrutar de mejor  salud. Luego, al volver, he acariciado una perrita que  vino hacia mí desoyendo la voz de su ama y he notado el calor de su cuerpo y la textura de su pelo. He puesto la palma de la mano en diferentes troncos de árboles, y me he dado cuanta de que cada uno produce una sensación distinta: unos son  ásperos y otros suaves; pero todos eran cálidos, son seres vivos. La barandilla del paseo y las farolas estaban frías, porque no tienen vida, son minerales y ni crecen ni se reproducen ni mueren. No son seres vivos como nosotros, los animales y las plantas.

Eso es vivir el presente, es SER.  ¿Veis la diferencia?

miércoles, 13 de agosto de 2014

CAVILACIONES Y PREJUICIOS


Según el consejo maya de la entrada anterior, debemos huir de las cavilaciones y prejuicios.
Ambas cosas provienen de la falta de información. Si algo nos llama la atención en una persona, sea su vestimenta, sus tatuajes o su desparpajo al hablar con el sexo opuesto, enseguida  nos creamos una opinión sobre ella, su manera de ser y actuar por la vida. La estamos prejuzgando.
 Si además vemos que pasa mucho tiempo hablando o tomando copas con la misma persona nos imaginamos historias y comportamientos que pueden o no coincidir con la realidad. Estamos cavilando.
El prejuzgar y cavilar sobre una persona se evita preguntándole directamente a ella acerca de lo que nos escandaliza o llama la atención. Difícil cuestión ésa, puesto que entras en el ámbito privado y puedes recibir una desagradable y lógica respuesta: "Eso a ti no te importa".
Por eso decidimos no decir nada y quedarnos con la imagen que nos hemos creado de ella, sea o no verdadera. Y continuamos imaginando y creando películas mentales sobre romances y sexo donde sólo hay amistad o parentesco.

 ¿Pero qué sucede si la persona en cuestión es amiga íntima, la mejor amistad que tienes?
Entonces todo cambia: entre amigos no debe haber secretos, y la confianza es tal que no dudas en preguntar lo que te inquieta. Si es un verdadero amigo te responderá sinceramente y sin ambages; pero si te dice que es algo personal que no te incumbe, demuestra que no es tu amigo, pues sin confianza no hay amistad.

No existe amistad donde la desconfianza es tal que no se te comunica el número de teléfono, que no te dice dónde va el fin de semana, dónde pasa las vacaciones o qué relación existe entre él y la nueva amistad, esa que acapara todo su tiempo.
Y lo peor es que con ese secretismo se da pie a las discusiones,  a las cavilaciones, a los prejuicios, a los celos  y al distanciamiento.
 Amigos así, mejor lejos. Aunque los eches en falta y te duela.


¿Cómo entonces aplicar los consejos de los mayas?, ¿cómo dar amor por encima de todas las cosas, como dijo Jesucristo?, ¿cómo no tener en cuenta los daños y poner la otra mejilla?


 Convencernos de que somos humanos y que ninguno somos perfectos; todos cometemos errores, y si queremos que nos perdonen debemos perdonar. Además, a una persona amiga se le acepta con sus defectos y virtudes, y por tanto debemos amarla por encima de sus defectos. Sólo así gozaremos de paz y felicidad.

 




martes, 12 de agosto de 2014

BUSCANDO LA VERDAD


Todos buscamos la Verdad, la respuesta a las preguntas: ¿Quién soy?, ¿qué hago? y ¿para qué estoy aquí?. Y buscamos las respuestas en archivos, leyendo libros o asistiendo a cursos o conferencias sobre temas transcendentales.

Muchas personas tienen un conocimiento innato, heredado de otras personas u otras fuentes, y su deber es compartir, ayudar a conocer las respuestas a estas y otras muchas preguntas, convencidos de que ello mejorara a la persona y al mismo tiempo, siendo que todos estamos conectados al Universo, mejorar la calidad de la vida y la relación entre los seres vivos y el mantenimiento de la Tierra.


Si queremos que cambien las personas para que cambie el mundo, debemos enseñarlas a mirar en su interior.
No vale pues que los maestros en el tema me digan que no busque fuera lo que llevo dentro, que no estudie, que no crea nada de lo que me dicen, pues la respuesta está en el interior, la belleza está en el interior y la felicidad y el conocimiento están en el interior. Porque les puedo  responder que en la costa también hay belleza, felicidad y conocimientos. 

Es cierto que la verdad está dentro de nosotros, pero para sacarla afuera debemos cambiar y mirar con los ojos de la inocencia, los de un niño, y dejar de mirar con los ojos del egoísmo como hacemos habitualmente porque las circunstancias nos obligan.

 Recordemos las palabras del Gran Maestro Jesucristo: "El que busca halla, al que llama le abren, al que pide le dan". No desistamos pues de buscar, de llamar a la puerta de los que saben para pedir consejo, ayuda  e información, porque es de esa manera que encontraremos la verdad, y " la verdad nos hará libres"

Ya los antiguos Mayas nos legaron unos consejos prácticos para poder cambiar nuestra manera de ser:

Serás lo que quieras ser, tú decides, y como ser libre eres responsable de lo que hagas.
La palabra debes ser íntegra; decir justo lo que queremos decir; no decir nada que pueda ofender y humillar al semejante; ser sinceros, huir de los chismes.
Preguntar: si preguntamos saldremos de dudas y evitaremos tener que especular y cavilar, obteniendo una imagen falsa de la realidad.

Opinión: La opinión que tengan de nosotros no debe de preocuparnos.
 Cada persona escribe su propia película y es también el director, el protagonista y el guionista. Por tanto,  lo que hagamos, es nuestra vida y la dirigimos y protagonizamos nosotros.
 Las otras personas hacen lo mismo, y opinan de nosotros según los prejuicios, cavilaciones, o chismes de la película que ellos se han montado en su mente Por tanto  no debe de preocuparnos la opinión que otros tengan de nosotros, es su manera de ver las cosas, no la nuestra. Es a nosotros mismos a quien debe preocupar nuestra manera de ser; nosotros, y no lo que piensen o digan los demás, construimos nuestra propia reputación


 (continuará....)


sábado, 9 de agosto de 2014

LA AMISTAD

                                             
Dicen que un amigo es aquél con quien se puede pensar en voz alta,  el que se queda cuando los demás se han ido, alguien que te conoce tal como eres y a pesar de ello sigue a tu lado, alguien que te comprende, que sabe adonde vas, alguien que no guarda secretos contigo, que  te acompaña en tus logros y fracasos, celebra tus alegrías y llora contigo en tu dolor, alguien que jamás te juzga por tus errores...
Sentémonos un momento a pensar en ello y preguntémosno: ¿Cuántos amigos de esos tengo?
Porque amigos de bar o de peluquería tenemos a millares, tendemos a llamar amigos a lo que son simples conocidos por residir en el mismo barrio o por haber estudiado en el mismo colegio o trabajado en la misma empresa; pero amigos amigos... Como vulgarmente se dice, se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos.

 La amistad es un tesoro. Se tarda mucho tiempo en construirla; pero basta solo un segundo para perderla. Una palabra a destiempo, un comentario inapropiado, juzgar una acción o mantener una opinión contraria pueden poner fin a una amistad de años. Es por eso que debemos cuidarla mucho.
Pero aun sabiendo lo que es una verdadera amistad, podemos llegar a perderla. ¿Qué hacer entonces?

Como hemos dicho en el anterior artículo, nosotros somos Esencia más nuestros Egos.
La Esencia, el Yo interior, el niño pequeño que llevamos dentro es puro Amor, tiende a abrirse a los demás para ayudar y mostrar  amor y solidaridad; pero ese Yo está continuamente acosado por los Egos y sufre las consecuencias de sus acciones.
Nosotros somos responsables de todo cuanto sucede en nuestro entorno.

Un día cualquiera conocemos a una persona, sea en la tienda, en la calle, en el bar, en la playa o en internet. Comenzamos a comunicarnos con ella y con el tiempo se inicia una amistad. Somos nosotros quien hemos traído esa persona a nuestra vida y somos responsables de lo que suceda entre nosotros, pues bien que hubiésemos podido pasar de ella como hacemos con las  personas que se cruzan en la calle con nosotros.

 A medida que va pasando el tiempo fortalecemos esa relación amistosa, y quedamos para salir juntos, viajar juntos, pasar las vacaciones juntos... Y si es por Internet, lo mismo: de un simple saludo pasamos a escribirnos, a chatear, nos intercambiamos fotos y números de teléfono, nos  enviamos wassaps, quedamos un día en cierta ciudad para conocernos y pasar un fin de semana inolvidable... Y poco a poco vamos convirtiendo esa relación amistosa en algo más, en una amistad especial, una de las que se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos.

Pero llega un día en que queremos quedar con nuestr@ amig@ especial y  nos dice que ha quedado con otr@ amig@ y no puede atendernos. Entonces entran en juego los egos, malditos egos, y creemos que esa persona nos pertenece, que ella no tiene derecho a tener otras amistades, y si las tiene deben ser secundarias, nada parecido a la amistad especial que mantiene con nosotros. Nosotros en primer lugar, el resto, que espere.
Y salen las primeras palabras agrias: "Antes de conocerte tenía varios amigos" "No tengo por qué darte explicaciones, soy libre de salir con quien quiera, no te pertenezco..."


Automáticamente, el ego Amor Propio toma las armas y sale a luchar en defensa de nuestro honor. Se cruzan acusaciones, salen a relucir sus defectos, que antes piadosamente habíamos callado porque " un amigo te ama a pesar de tus defectos", la cosa va a peor, pronunciamos palabras ofensivas y dejamos de hablarnos.
Luego, ya serenos, nos damos cuenta del error cometido e intentamos arreglarlo; pero el daño ya está hecho, la magia se ha roto, la amistad también. Insistimos en querer solucionar el entuerto, llamando por teléfono o enviando mensajes; pero se acaba discutiendo y la cosa empeora. Si insistes en llamar corres el riesgo de que el amigo o amiga se ufane ante tu debilidad y te machaque. Puede interpretar tu interés en recuperar su amistad haciendo las paces creyendo que eres una persona sin orgullo ni amor propio, un calzonazos o arrastrado, y te humillará más aún burlándose y alejándose de ti.Incluso cambia el número de teléfono para que no la moleste. ¡Ea, ya la hemos liado! ¿Y ahora qué?

Seguimos siendo responsables de lo que ha sucedido con esa persona puesto que somos nosotros quienes la hemos traído a nuestra vida.
Tenemos dos caminos (siempre hay dos cosas opuestas: la luz y la oscuridad, el día y la noche etc) a elegir:
1ª  Hacer caso al Ego que te repetirá frases  hechas como estas: "Si un amigo te abandona es que no era tu amigo, no te merecía. ¡Que le den! Es una veleta. Va al sol que más calienta, ¡que le den! Te ha usado como un pañuelo. Es una mala persona, no merece ni que lo mires..."
 2ª Escuchar la voz de tu Conciencia, de tu Yo interior, de ese niño que llevas dentro que es amor puro:
"Has metido la pata hasta el fondo, tú no tienes por qué juzgar a nadie, las personas no te pertenecen, son libres. Respeta su decisión, dale  tiempo a que se serene y medite. Si aprecia tu amistad volverá.  Y si no vuelve, no la odies por ello: ha sido culpa tuya y ella ha reaccionado consecuentemente, como sus egos le han indicado. Si te la encuentras no la rehúyas, salúdala educadamente, ella es un ser humano como tú, cumple el mismo propósito en la Tierra, déjala vivir su vida sin rencores. Quédate con el recuerdo de los buenos momentos que habéis disfrutado, de sus virtudes, de su encanto, del cariño que os teníais... Olvida todo lo malo y serás feliz, pues el rencor y el odio acaban enfermando a quienes lo sienten."

Nunca debemos juzgarle si no queremos ser juzgados; en cambio debemos mostrarle siempre nuestros sentimientos con sinceridad. Acudir a su encuentro cuando nos necesite aun no considerándonos ya como amigo: para nosotros lo sigue siendo. Eso es Amistad.

 Y si vemos que su actitud nos hace daño hay que saber decir adiós con respeto y comprensión.

viernes, 8 de agosto de 2014

EL EGO, LA ESENCIA Y LA PERSONALIDAD



foto bajada de la red

Cuando nacemos somos inocentes, no existe maldad en nosotros. A partir de ahí se instalan en nuestro interior unas connotaciones heredadas que van creciendo según la experiencia y educación que recibimos. Es sobre todo a temprana edad (hasta los 7 años) cuando nuestros padres, con su conducta en el hogar, influyen en el desarrollo de esas connotaciones.
En nuestro cuerpo conviven muchos personajes. El cristianismo los llama "Pecados capitales", otros lo llaman "Demonios". Todos juntos conforman el EGO:  Lujuria, Ira, Envidia, Gula, Pereza, Avaricia y Soberbia. Cada uno de estos demonios   tiene a su vez otros complementos. La Ira, por ejemplo,  se manifiesta en forma de rencor, provocación, amenaza, insulto, difamación, golpe, asesinato...

 El Ego es un ser creado por nosotros,  vive en nuestro interior y   activa a sus personajes en el momento preciso. Algunos de estos, llevados al límite, pueden llevarnos a cometer actos violentos y acabar en la cárcel o en un manicomio.
 Podríamos decir que el EGO es un mecanismo de autodefensa. Por ejemplo: alguien nos ignora o nos mira con desprecio y enseguida sentimos un ardor, un rencor, unas ganas de enfrentarnos  a esa persona y demostrarle que no es nadie, que somos superiores, que valemos más que ella... Se ha activado el Ego mediante la Soberbia.

Estamos guardando cola para sacar una entrada en el cine y un descarado se cuela y se pone el primero, enseguida entra en escena la Ira y nos impele a protestar, gritarle y si es preciso abofetear al sujeto.

Estamos en una reunión y una persona muestra fotos de su último viaje a Indonesia, de su chalet con piscina, de su coche deportivo... Y nos sentimos mal pensando  por qué ella tiene tanto y nosotros no. Ha entrado en acción la Envidia

Cuando  vamos por la calle y vemos una mujer muy bella o  vestida con  prendas sugerentes se nos van los ojos detrás de sus redondeces y un fuerte deseo de poseerla  nos invade. Es la Lujuria. Muchos divorcios se producen cada año por sucumbir a este demonio.

 La Gula se apodera de nosotros cuando no pensamos nada más que en hartarnos de comer.

La Pereza nos obliga a no cumplir con nuestros deberes, en detrimento de la familia, que es la que sufre las necesidades.

Querer destacar sobre los demás, humillar con palabras a otras personas reprochándoles su incultura o falta de medios, ostentar títulos, conocimientos y posesiones, llamar la atención sobre sí misma... eso es Soberbia.

No tener nunca suficiente y procurar tener más, eso es Avaricia.

Estos personajes que conforman el EGO conviven con nuestro Yo interior, y se fortalecen cada día a medida que la vida nos pone a prueba. Y producen sufrimiento en nosotros y en los demás
¿Quiere esto decir que estamos condenados a sufrir porque no controlamos nuestro EGO?
NO. Afortunadamente tenemos el antídoto a estos elementos:

 LA ESENCIA

La Esencia es la pureza con que nacemos, la inocencia, la luz que el Creador ha instalado en nuestros corazones. Podríamos definirla como CONCIENCIA.
Cuando nacemos tenemos un 100% de inocencia, de buena conciencia. Por eso se nos dice: " A menos que seáis como niños no entrareis en el Reino de Dios".
 A medida que se va instalando el Ego en nuestros corazones la Conciencia disminuye. Y el caso inverso también se da: a medida que vayamos controlando el Ego, la Conciencia aumenta.

La Conciencia es esa voz que sentimos en nuestro interior que nos avisa de que lo que estamos pensando,  haciendo, o deseando hacer esta mal, no es correcto. Si le hacemos caso, la Conciencia ha vencido al Ego. Si por el contrario pasamos de ella, caeremos en desgracia, porque tarde o temprano sufriremos por lo que hemos hecho.
 Valgan dos ejemplos muy comunes:
Una persona nos ha ofendido y humillado. Debido a ello hemos sufrido mucho y le guardamos mucho rencor, queremos devolverle el mal que nos ha hecho escribiendo un artículo sobre ella en el que se detallan aspectos íntimos de su vida que si se hacen públicos la van a destrozar.
Ya hemos escrito el artículo y solo queda darle a "Enviar" para que las intimidades de esa persona sean conocidas por miles de personas en las redes sociales. Nuestro ego está satisfecho, por fin vamos a saciar el rencor devolviendo el daño que nos ha hecho esa persona.
 Pero en ese momento escuchamos en nuestra mente una vocecita que nos dice: "No lo hagas, no te pongas a su mismo nivel, le harás mucho daño difamándola y eso ya no tiene arreglo aunque luego te arrepientas y pidas perdón: el daño será permanente. También te puedes ver ante los jueces si ella denuncia y no puedes demostrar lo que has dicho. Publicar datos íntimos de una persona está duramente castigado por la Ley.... Mejor, dejala vivir su vida,  no merece la pena que te arriesgues, la vida le pagará con creces lo que ha hecho poniéndola en su sitio."

Como vemos, hay una lucha entre el Ego, (rencor) y la Conciencia.
Será el momento de decidir a quién obedecemos, asumiendo las consecuencias.

LA PERSONALIDAD

A medida que crecemos cuando somos niños, vamos acumulando experiencias y conocimiento del entorno, que añadidos a la educación recibida por nuestros padres y en el colegio van construyendo nuestro carácter, nuestra forma de ser. Eso es la Personalidad.